viernes, 20 de enero de 2012

¿Por qué leo en la cama?

Como dice mi primera entrada no creé el blog para contar nada. Pero menos mal que lo hice porque ahora que mi ordenador no tiene brillo no podría encontrar todos los blogs que tenía en marcadores. Escribo desde el portatil de mi futuro que el pobre se ha resignado a que lo personalice igual que el mio.

Esta entrada no es el principio de convertirme en una bloguera como hay muchas. No sé si quiero empezar a contar algo o no, aunque he recibido un apoyo de una persona que aunque no la conozco me ha abierto las puertas de su mail sin concerme, sólo por un comentario en uno de sus posts. Si lee esto, sabrá que es ella.

Pero tampoco es ella quien me ha animado a escribir hoy. He estado leyendo mis blogs mañaneros y cuando he llegado al suyo he parado de leer. Ni siquiera he comentado su post para darle las gracias. Tampoco he terminado de leerlo, aunque me quedaban dos frases. He volado a atender su petición. Porque ella voló a atender la mía.

¿Porqué leo en la cama? A mí también me viene el amor por la lectura desde muy pequeña. A mi padre le gusta leer, pero lo aparcó para poder dedicar sus ratos libres a estar conmigo. Porque si había que hacer algo en la empresa donde trabajaba ahí estaba él. Son las 6 de la mañana y mi padre ha terminado de trabajar. Pero hay que cargar un camión y eso a él le suponen 4 horas más de trabajo que se traducirán en 5.000 ptas. Por eso no podrá ver a su hija, que se irá al colegio. Estará dormido cuando ella llegue a comer y cuando se levante no podrá leer un libro porque si no está con ella hoy, mañana no la verá. No la verá porque su hija quiere ir a pasar el fin de semana con los abuelos, y él se resignará a no verla y por eso no podrá abrir un libro que no sea el de matemáticas, o el de lengua, o el de inglés (si no sabe inglés...).

Ese fin de semana yo iré a casa de mis abuelos. Como todos. Mi tío que todavía vive con ellos bajará la mitad del sofá cama a la habitación de mis abuelos para que yo no duerma sola y mis abuelos no dormirán porque yo estaré toda la noche pidiendo agua.
Pero amanecerá. Y como todos los dias mi abuelo se levantará el primero para encender el brasero de cisco y que su nieta no pase frio. Y como todos los fines de semana yo esperaré impaciente para que mi abuelo venga a buscarme para llevarme al salón en brazos. Subirá esos ocho escalones conmigo y se sentará a esperar a mi abuela, mientras con su nieta en brazos le lee por enésima vez los mismos cuentos (hay que ver esta chiquilla que nunca se aburre). Y pasarán los años y empezaré a leer.

Lloros. Mamá, no sé leer y no voy a aprender nunca. Mi madre se arma de paciencia y vuelve a empezar. La pe con la a PA, la pe con la e Pe y así hasta que un día empiece a leer yo solita. Y entonces mi tío lo hará. Irá al pueblo de al lado, a la librería a comprar un libro. Porque aunque le encanta chincharme, me adora y quiere que coma y me ponga muy gordita. Es un libro grandote, con cuatro cuentos a los que yo, acostumbrada a los míos de siempre no haré mucho caso. Pero él no se da por vencido. Compra otro, pero éste no es de cuentos. Es un libro de mayores, mira una niña de tu edad, rubia como tú que se llama Celia. Entonces abriré los ojos, y lo leeré poquito a poco. Cuando lo termine lo volveré a empezar. Y tendré otro. Y otro, pero es la hora de dormir y no me dejan leer más. ¿Qué hará Fray Perico? El usurero es muy malo y no quiere darle el anillo de San Francisco. Merengaza, a la cama que es muy tarde. Nooo tito, dejame un rato más. No lo hará. Tengo que dormir. Entonces se me ocurre. Tito tiene una linterna en la mesilla, por si se va la luz. Ya duermo sola, si voy al baño antes que él le puedo coger la linterna y leer debajo de las sabanas.

Fray Perico entra a hurtadillas en la casa del usurero. Y con mucha paciencia, un par de mamporros y el anillo de San Francisco que es milagroso cura al usurero. Y el usurero contentísimo le regala a Fray Perico su jamón y empieza a repartir.... zzzzzzzzz. Me quedo dormida leyendo con la linterna encendida. Por la mañana no tiene pilas, y mi tío no sabrá porqué, si las puso nuevas ayer. Pero por mi cumpleaños me regalará otro libro y mi abuela una linterna. Porque mis padres tampoco me dejan leer por la noche, por eso tengo una linterna rosa y un paquete de pilas.